El propio concepto de obesidad como enfermedad asumido como cuestión dicotómica de blanco o negro, tiene muchos detractores. Hay quienes postulan que este problema de salud se despliega “en una escala de grises” y que la medida que define quién es obeso o no deja de tener en cuenta parámetros como sexo, etnias y la composición de grasa y músculo que definen el peso.
En esa línea, una comisión global, respaldada por más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo, llamaron a repensar el concepto de obesidad y publicaron este manifiesto en la revista científica The Lancet Diabetes & Endocrinology. En concreto, dicen que se necesita un “cambio radical” y una diferenciación de criterios para definir quién necesita un tratamiento farmacológico.
El escrito critica la vigencia absoluta del Índice de Masa Corporal (IMC), la ecuación que determina quién es obeso o no. Porque en la medicina moderna, con sofisticados aparatos que miden la composición corporal, y la forma en la que el exceso de peso puede afectar nuestra salud, esta fórmula es insuficiente.
Por otra parte señala que a quienes tienen enfermedades asociadas con su peso se les debe diagnosticar “obesidad clínica”, pero a los que no tienen problemas de salud más allá del sobrepeso se postula la categoría de “obesidad preclínica”.
Por tanto, el manifiesto insta a reformular el concepto de obesidad ante los pacientes que ya padecen una enfermedad y los que siguen sanos pero corren el riesgo de desarrollarlas en el futuro.
IMC versus abordaje más amplio
El índice de masa corporal o IMC se obtiene dividiendo el peso de una persona por su altura al cuadrado. Si el resultado es superior a 25, el paciente tiene sobrepeso. Si pasa del 30, se clasifica como obeso.